Yo soy testigo del poder de Dios en aquel lugar que yo siento que es un pedacito de cielo, mi lugar de retiro favorito donde aprendemos a adentrarnos en lo que es la verdadera gracia que Dios nos ofrece pero también nos cuestiona sobre la vida de pecado que manejamos y que nos lleva a verdaderos padecimientos tanto en parte física, psicológica y espiritual que muchas veces nos han hecho perder el sentido de la vida.